sábado, 27 de agosto de 2016

Just Breathe....

Yes I understand
That every life must end, uh huh
As we sit alone
I know someday we must go, uh huh

Oh I'm a lucky man
To count on both hands
The ones I love
Some folks just have one
Yeah others they got none, uh huh

Stay with me
Let's just breathe

Practiced on our sins
Never gonna let me win, uh huh
Under everything
Just another human being, uh huh

Yeah, I don't want to hurt
There's so much in this world
To make me bleed

Stay with me
You're all I see

Did I say that I need you?
Did I say that I want you?
Oh if I didn't, I'm a fool you see
No one knows this more than me
As I come clean

I wonder everyday
As I look upon your face, uh huh
Everything you gave
And nothing you would take, uh huh
Nothing you would take
Every thing you gave

Did I say that I need you?
Did I say that I want you?
Oh if I didn't, I'm a fool you see
No one knows this more than me
I come clean

Nothing you would take
Every thing you gave
Hold me 'till I die
Meet you on the other side


- Pearl Jam


lunes, 1 de agosto de 2016

I did not die.




Do not stand at my grave and weep.
I am not there; I do not sleep.
I am a thousand winds that blow.
I am the diamond glints on snow.
I am the sunlight on ripened grain.
I am the gentle autumn rain.
When you awaken in the morning's hush
I am the swift uplifting rush
Of quiet birds in circled flight.
I am the soft star that shines at night.
Do not stand at my grave and cry;
I am not there; I did not die.

- Mary Elizabeth Frye


De los días previos....

Qué días esos, antes de tu partida.

Ya estabas con la mente en otra parte, mamá. Se te veían en los ojos las ganas de descansar.

Estuviste tú siempre más tranquila que nosotros.

El desfile de personas, las pláticas superfluas, las visitas. Acomodarte la almohada, las medicinas, buscar qué cosa sería posible que aún pudieras comer.

Los últimos días ya no comiste nada.

¿Para qué llenarte la panza, en lugar del alma?

Estoy segura que estabas recogiendo memorias que llevarte por allá. Los olores, las sonrisas, la caricia en la frente, la canción.


Eligiendo qué cosas hacía falta llevarse y cuáles no.

Tú tan tranquila y nosotros...

Pues así. Esperando...

Tic-toc.

¿Te acuerdas que me hiciste una broma, mamá?

¿Te acuerdas de cómo te reías con este par de ángeles que te mandaron, mamá?

¿Te acuerdas de tenernos a todos juntos, hasta a tu nieta peluda, en casa, mamá?

Seguro que eso fue cuando pensaste que ya era tiempo...

cuando nos viste reírnos juntos y supiste que todo estaría bien.

Así fue, poco a poco, que empezaste a dejar ir tus ropas y tu aliento.

Como la actriz que regresa al escenario por un último aplauso. Se va despidiendo, poco a poco, hasta que se encienden las luces del teatro...

Se encendieron las luces, mamá.

Pero aquí estamos.


Solace


Todo

7/21/2016

Hoy fue el día en que dijo "porque eso ya no se cura"... así. Con tanta calma. Es la primera vez que la escucho decir algo así desde que enfermó. ¿Cómo describir cómo se siente escuchar eso? ¿Qué escribir de cómo se detiene el corazón, los relojes, el tráfico, los pájaros, los planetas, mi mundo?

 Hay días en que no me dejo sentir nada. Respiro hondo.. Conservar la calma.

Hoy no quiero....

¿Qué me hace falta decirte que no te haya dicho ya, mamá?

Hoy fue el día que te dije que estaba muy contenta de haber estado aquí, cuidándote.

Por más duro que sea, mamá.

Qué fortuna la mía de poder bañarte.

Que no sea tiempo aún, mamá. Aunque recuerda no quedarte tiempo que ya no quieras.

Lo hemos tenido todo. ¿Verdad?

Años de cariño, de caricias, de amor infinito.

Qué suerte la mía de haberte elegido. De que me eligieras tú.

En toda la vida aspiro sólo a querer tanto como me haz querido tú.

Qué suerte, mamita.

No te vayas todavía.

Querido Jorge:

Junio 2016
Recuerdo tu funeral.

Me acuerdo del último día que llamé a tu casa. No quise hablar contigo. No supe qué decirte. "No, no lo molestes, le llamo mañana". Dije. Al otro día te moriste. ¿O tal vez fue el día siguiente? No más.

No es que me arrepienta terriblemente de no haber hablado contigo. Años después sigo sin saber qué decir. Es sólo que me sorprende tanto que un día hayas estado aquí y yo haya pedido no hablar contigo. Al día siguiente ya no estabas.

Me acuerdo del aeropuerto de Tuxtla. De mi ansia por llegar a casa con los míos y los tuyos para abrazarles y decirles "ya estoy aquí". Me acuerdo de mirar a la gente en el aeropuerto. La espera, la expectativa. Yo mirándoles con la angustia de la lejanía. ¿Saben ustedes que voy a un funeral? ¿Que Jorge se murió? ¿Que yo no quise hablar con él? ¿Saben?

Qué raros son los funerales. Más raras aún las casas funerarias como esa donde estabas tú. Con sus candiles falsos y sus focos en forma de vela. Supongo que es ese el ambiente mortuorio. El de las velas y los candelabros. Pero como incomoda prenderlos y no alumbran, mejor ponen esos ridículos focos en forma de vela. Y esos cuadros. Pinches cuadros mediocres que no dicen nada. Algún paisaje cutre de montañas. O un lago. Una cosa tan neutra y estéril, que no es posible mirarla y sentir algo. Sólo le quitan el vacío a la pared. Supongo que en una funeraria eso es algo. Quitar el vacío.

Qué raro pensar que estaba tu cuerpo ahí, a unos metros, en la caja. Qué raro que pongan cajas de kleenex por todos lados. Creo que hasta un carrito con agua, o comida. ¿Galletas? Eran galletas y café.

Me acuerdo tanto, Jorge, de sentir la vida. De reírme. Qué inapropiado reír en este lugar. Qué inapropiado que ría con tus hijas, mis primas,  y sus historias de ser mamás. Las dos tan fuertes y grandes como siempre. Tanto que las quiero que hubo, como siempre, ese momento entre ellas dos y mi hermana y yo, y las cuatro riendo sobre cosas. Ahí junto a tu muerte. Pensé en cómo es la vida que se filtra por los más pequeños rincones aún en lugares como este. Entre las risas. Entre los chismes. Entre el ridículo sentir de tener que llorar y dolernos.  ¿Por qué nos duele tanto, Jorge? ¿Si sabemos que al final, igual andas por aquí?

Te tengo tan presente como antes de tu muerte. Llegando a la comida a contar tus historias de cuando robabas tacos de chicharrón en el supermercado hasta que me hacías llorar de la risa. Extrañamente, de alguna forma, siento que todavía vas a llegar. O más bien será que llegaré yo a donde tú estás.

Pienso mucho en ti últimamente, Jorge. Porque espero que estés esperando a mi mamá cuando le toque irse a esa parte. Porque espero que en medio de todo esto, del reloj sonando, del oxígeno, las medicinas, los doctores, el cáncer, el tic-toc, me acuerde de esa sensación de la vida colándose entre los candiles falsos y los focos en forma de vela, y los cuadros de mierda, y el tapiz inmundo, y la caja, y los rezos, y los kleenex.

En la espera estamos, Jorge, en la espera.

Estoy segura de que concuerdas conmigo cuando digo que pinches lugares de mierda esos, las funerarias, llenos de falsedades y lágrimas. Pinche fatiga de los deudos que apenas ahora lloran la partida. Pinche hastío de “lo siento” y “no sufre más” y “pronta resignación”. Creo que ese es el que más me joroba ¿sabes? ¿Resignación?


Insulsos, mezquinos lugares Jorge, las funerarias. Que se queden con sus cuadros simplones y sus columnas impávidas, y sus sombras y sus lágrimas. Habría que ir ahí sólo a abrir las ventanas y dejar entrar el sol...junto a la vida, Jorge, entre las risas y el dolor. 


Jorge

Run fast...

Cuando empecé a correr contaba los segundos uno a uno. Hacer el primer kilómetro corriendo realmente fue, para mí, como si hubiera escalado una montaña. Nunca he sido deportista. No le encontré el gusto jamás. Pero ahora, por primera vez en la vida, tengo la necesidad de correr. No más por sentir que todo lo que está pasando se queda, de alguna forma, atrás.

Quisiera poder correr más.

Quisiera correr hasta que me duela todo el cuerpo como antes. Ahora corro mis cuatro kilómetros y no me duele. Sólo me canso. Me canso porque más que correr me hace falta limpiarme. Sacar adentro todo lo que me he escondido en la colitis.

A veces me digo: "es que todos se mueren. Nos morirmos". Valar morghulis, memento mori. Ya lo sé. 

Pero no es lo mismo verlo, poco a poco. ¿Cómo hacer para no temerle a todo esto? No quiero tenerle miedo. Sólo que no sé...

"For in that sleep what dreams may come..."


¿Seguirás aquí, mamá, cuando te vayas?



I would love to believe that when I die I will live again, that some thinking, feeling, remembering part of me will continue. But much as I want to believe that, and despite the ancient and worldwide cultural traditions that assert an afterlife, I know of nothing to suggest that it is more than wishful thinking. The world is so exquisite with so much love and moral depth, that there is no reason to deceive ourselves with pretty stories for which there's little good evidence. Far better it seems to me, in our vulnerability, is to look death in the eye and to be grateful every day for the brief but magnificent opportunity that life provides. - Carl Sagan

Heaven....I'm in heaven....and my heart beats so that I can hardly speak....

17/7/2016

Hoy fue el día en que bailaron.

En cada boda, XV años y fiesta familiar, desde que tengo memoria, recuerdo a mis papás bailando. Mamá hubiera querido que fuera rock and roll, o salsa, o alguna cosa más exótica y elaborada. Bailaban baladas. Frank Sinatra. Cosas así. Siempre.

Yo siempre les tomé fotos, o grabé, o sonreí como boba mientras se me salían las lagrimitas de ternura. Siempre.

Hoy fue el día en que bailaron, en la sala de la casa, mi mamá con sus cuarenta y cacho kilos de peso en una de sus pequeñas caminatas alrededor del salón. "¿Bailamos chula?" le dijo papá y le ayudé a pasar las manos de mamá de mis hombros a los suyos. Hay que ayudarle a caminar. Así, lentamente, como tantas otras veces, pero más despacio, sin prisa, bailaron hoy.

Y yo, como siempre, me puse a verlos como boba y a llorar.

Excepto que esta vez, a diferencia de otras veces, escondí la cara hasta que pude hacer que me dejaran de salir las lágrimas.

Nada puede prepararte para lo difícil que es. Ni los blogs, ni las películas, ni las experiencias de otros. Porque entre cada crisis que pasa, no cada mes o semana, sino cada día, existen ratos interminables de espera y angustia. De preguntas. De incertidumbre. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Cómo vamos a hacer?

Mientras le acaricio la espalda, sentada al lado de mamá, pienso en que puedo dejarme llevar por la angustia. En que no hay nada más que quiera hacer que soltarme a llorar y tirar de patadas. Enojarme. Preguntar al mundo por el sentido de las cosas...

Me acuerdo entonces de Aurýn. Pienso en la niña-emperatriz que lo era porque no juzgaba a ningún ser en Fantasía. Entendía que todo era, y ya. Todo es. No tiene sentido buscarle sentido. Sólo ser.

Así que mientras recorro con cuidado su espalda, sus costados lastimados, su panza dura y enorme que contiene esas cosas que nunca entenderemos y que poco a poco la desprenden hacia ese otro lugar, pienso en que no hay que ceder ante la angustia, la tristeza y la desesperanza. Pienso que ahora, más que ser fuerte, más que resolverlo todo, más que querer encontrar el sentido y dárselo y resolverlo todo, toca sólo pensar que aquí estoy. Que esto es. Y que esto que es, tiene la gran ventaja de ser todavía. Como sea, cada paso, desde el amor infinito que me enseñó a tener.

Hoy fue el día que bailaron.

Mañana habrá que ver.


Memoria

7/13/2016


No sé si tener mala memoria es más bien una bendición.

Casi ni recuerdo cómo fue que empezó todo esto. Cómo recibimos la noticia. Recuerdo estar en la cocina, con Reshi, y llorar, llorar, llorar.

Qué extraño el pensar que uno pueda tener preferencia por un tipo de cáncer. "Hubiera preferido el de seno"... seguro. Andarían todos con sus cintas rosas en el pecho. Seguro te habrían cortado los senos. Terrible, pero sobrevivible. ¿Y este?

Sigo pensando en el miedo de cómo va a suceder. ¿Será como morir de hambre? ¿Será ahogarse? ¿Tendrá dolor?

No puede una prepararse para nada. Cada día es una cosa nueva,  un dolor distinto, un día más de desesperación...

pero de vida.

También de vida.

Y es que a veces se me olvida cómo lograr hacer de todo esto una reafirmación de la existencia.

"That you are here.That life exists...."

¿Cómo ayudarte a recordarlo a ti también, mamá?


sábado, 25 de junio de 2016

Raíces

Mi abuela, la mamá de mi mamá, murió cuando mamá tenía 9 años.

Tiempo después mi abuelo se casó por segunda vez. Gracias a ello yo tuve una abuela cuenta cuentos, juguetona, amante de la vida, teatrera, amorosa y maravillosa.

Aún así me sigue dando curiosidad cómo era ella, la otra abuela, a la que nunca conocí. No quedan más que algunas fotos y tres vagos, vaguísimos recuerdos de mi mamá: mi abuela con su hija Laura, casi recién nacida, en su casa. Mi abuela persiguiendo a mi mamá y a Rubén por alguna travesura. Mi abuela en el hospital, saludando a sus seis hijos desde la ventana mientras ellos la miraban desde el estacionamiento. Esa fue la última vez que se vieron...

Hoy me encontré con un poco más de historia sobre mi abuela.

Abuela Gloria, como mi mamá:

El Universal,
El Gran Diario de México
Tercera Sección
Año XXXIII Tomo CXXX

México D.F. a domingo 21 de agosto de 1949


Un Enlace en Santa Teresita



La señorita Gloria Lazarín Jiménez y el señor Rubén Torres Martínez unieron sus destinos

Bello adorno floral e incandescente lució ayer el Santuario Votivo de Santa Teresita del Niño Jesús con motivo del matrimonio de la señorita Gloria Lazarín Jiménez con el señor Rubén Torres Martínez.

La boda de la nueva pareja estuvo muy concurrida dadas sus relaciones sociales.

Minutos después de las diez horas llegó la novia a las puertas del templo en unión de sus padrinos, para asistir a tan memorable acto, la señorita Lazarín Jiménez vestía exquisito modelo nupcial de corte y líneas modernas, confeccionado en fina seda. Su tocado era de azahares y el velo nupcial de tul "ilusión". Su ramo nupcial era en forma de cascada.

A los acordes de la Marcha Nupcial penetraron al sacro recinto los novios y su cortejo nupcial, para postrarse ante el altar mayor después de la toma de manos, cambio de arras y anillos, para escuchar solemne misa de velación en la que ofreció el reverendo padre don José Flores.

Apadrinaron esta boda el señor Francisco Herrera y su esposa la Sra. Rafaela T. de Herrera, así como el señor Juan B. Ortega y su esposa la señora Socorro T. de Ortega.

Como madrinas de lazo y ramo fungieron la señorita Estela Torres Martínez y la señora Beatriz R. de Salas, quienes al igual que las madrinas de manos y velación vistieron elegantes modelos de ceremonia.

La feliz pareja abandonó ayer mismo la Capital en viaje de bodas, siendo su destino el puerto de Acapulco.

El matrimonio civil se efectuó el pasado lunes en el domicilio de la novia, siendo testigos parientes y amigos de la nueva pareja.




viernes, 17 de junio de 2016

Tic-toc

(Traigo un reloj  colgado al cuello…)

Recuerdo bañarme con mamá cuando era niña. Recuerdo la tina que hubo hace mucho tiempo, en donde metía a nadar a mis caballos-sirena que cambiaban de color. Me acuerdo de una época de ser tan pequeñita que no alcanzaba las llaves de la regadera. Recuerdo a mamá lavándome el cabello y el olor de su shampoo.

Ahora me toca a mí lavarle el cabello. El cuerpo. Lo hago despacito y con cuidado, enjabonándole despacio las piernas, las manos, el pecho. Sobándole la espalda mientras la detengo.

Hace años que no uso reloj.

Ahorita traigo un reloj colgado al cuello. Tengo puesto un anillo dorado que no habría usado nunca antes de no ser porque ahora es una especie de amuleto. Igual que el reloj. Igual que el sweater a rallas que es de ella y que me pongo por querer usar su ropa. Sus zapatos. Supongo que es una forma más de abrazarme a mi mamá, ahorita que su cuerpo frágil no me deja tanto.

La escucho respirar al compás del burbujeo de la máquina de oxígeno. Qué respiro el tiempo de dormir.

(Traigo un reloj colgado al cuello…)

No sé qué día es, ni qué mes, ni qué año. Nada importa más que estar aquí… salgo a la calle y pienso en lo absurdo de apresurarse de evento a evento. En este cuarto el tiempo pasa, despacio e igual. Cada día un asunto más a solucionar. Un poquito más de corazones rotos. Un poquito más de remiendos nuevos que nos ponemos encima las unas a los otros. Una sopita, unas flores, un cartel, la llamada de la tarde. El sentirse aquí.

Así parece que a cada hora nos rompemos un poquito y nos rearmamos. Nos recordamos que el amor es siempre y para siempre y que los ciclos van cerrando, cerrando. Nos abrazamos, nos platicamos, reímos un ratito y lloramos otro más.

Los días, las horas. La vida.


Te amamos mamá. 

sábado, 9 de abril de 2016

Cicatrices

 (¿Cómo se van a ver cuando seas viejita...?)

Con cada año que pasa hay más marcas en mi piel. Cada nueva arruga y peca cuenta un poco mi historia. Aún así, yo no decido si esta línea que se marca en medio de mis cejas cuando estoy pensando, se hará cada vez más profunda. Tampoco decido si serán mis ojos, o mi frente, o mis manos, las que poco a poco harán que me descubran la edad... Si eligiera, quisiera que fueran las arrugas que me salen cuando río a carcajadas las que se noten más. Las líneas pequeñitas que ya cruzan de la orilla de mis ojos hacia las orejas y aquellas que enmarcan mis labios, de la nariz a las comisuras, cuando estoy feliz.

Está también esa cicatriz que me parte una ceja de cuando me pegué contra una banca en la secundaria, o la que tengo en la palma de la mano derecha por caerme sobre un vidrio cuando Amarilis y yo jugábamos a aplastar las flores de una jacaranda. Tengo marcas en las rodillas por intentar deslizarme en la alfombra y hacer reír a mi Mamá. Manchas y marcas inexplicables en algunas partes de la piel, estrías que me recorren los muslos y unas más recientes lunas perfectas y pequeñitas en la cara y en el pecho que me dejó tener varicela a los 32...

También tengo unas cicatrices que no han sido resultado de accidente alguno.

Son cicatrices que una elige concienzudamente, entre nervios e ilusión.

Esas que escogí para recordar y recordarme, entre línea negra y color, lo que hoy, ahorita, es importante...

(¿Cómo se van a ver cuando seas vieja?)

Mi primer tatuaje me recuerda a casa de mamá y papá. Durante años hubo un nido de colibrí frente a la ventana y cada año nos poníamos a espiar con binoculares a los bebés que abrían el pico chiquitito y a la mamá que les daba de comer. 

Me lo puse después de años de quererlo, de pensarlo y de preguntarme todo lo que todavía escucho que se decide por ahí cuando se habla de estas cosas: el dolor, los juicios, las barreras. Que si ya no te dan trabajo, que si se quedará para siempre...

Me lo puse porque tenía un montón de ganas de crecer. De llevar en el cuerpo lo que estaba aprendiendo. De recordarme, para siempre, que si esto me impedía estar en alguna parte, no tenía sentido estar ahí. 

Me puse el espíritu guerrero en la espalda para no olvidar. Para que aunque olvidara, el cuerpo me lo recordara siempre. 

El segundo me lo puse para marcar otra etapa más de crecer y compartir. Lo escogimos para saltarnos los anillos y ponernos en la piel el compromiso que nos une. Como amuleto, como recuerdo, como señal de estar aquí, juntos, en el universo. Lo llevo en la muñeca porque me gusta verlo...
El más reciente, el tercero, lo llevo sólo porque me gusta. Por el nervio de sentir las agujitas penetrándote  la piel. Por saber que mi cuerpo es también un lienzo en el que he dejado que otros dibujen para mí. Por sentirme arte. Libro abierto con ilustraciones. Por la aventura. Por ser fuerte. Por mi memoria. Por no olvidar. 

¿Que cómo se van a ver cuando sea viejita?

Supongo que viejos, como el resto de mí. 

Pero al menos, estos yo los escogí. 

#Ballenaespacial
#Spacewhale