lunes, 23 de enero de 2012

#DivisióndelSur


Llegué a casa con las manos llenas de tierra por descargar a Gaoth de la cajuela. Llegué contenta y llena de aire nocturno. Llena del ruido de las llantas sobre el pavimento oscuro. Llena del peso del casco sobre mi cabeza, de la sensación de los pedales bajo mis pies.

Hoy ¡Por fin! después de un año (o más) de decir, iré a rodar, iré a rodar, iré a rodar con la División del Sur, me puse los tenis, le quité a Gaoth el zapato delantero y la metí como pude a la cajuela y me dirigí al Parque de la Bombilla para encontrarme con otros y otras con quienes rodar.

Me encontré con un grupo de guerreros rodantes experimentados y de muchos otros neófitos como yo. Alguna que empezaba a aprender a montar su corcel imaginario, otros que lo llevan a hacer todo tipo de suertes sobre el camino, otros que lo cubren de luz...

Al grito de ¡Váaaaamonos! cerca de 40 (y tantos tal vez) ciclistas nos pusimos en camino con rumbo desconocido por las calles de Coyoacán. Me causaban gracia las instrucciones de "coche izquierda" y "hoyo a la derecha" que avisaban al grupo de tener cuidado al rodar.

Conocí todo tipo de gente interesante. Fotógrafo, ingeniero, filántropo, estudiante... ahí rodábamos todos y todas con el único propósito de disfrutar la máquina bajo los pies y la compañía de los demás.

Fue un paseo sencillo donde aprendí todo tipo de tips para andar mejor en bici. A qué altura debe estar mi asiento. Cómo debo usar el casco. Cómo no asegurar la bicicleta y dónde no estacionarla (por aquello de que tienda a desaparecer).

Nos ví detenernos para cambiar una llanta. Nos ví esperar a que el grupo estuviera completo para rodar. Hasta tocó que un par de patrulleros decidieran cuidar la retaguardia un rato y hasta ganas tuve de saludar al oficial.

Entre las filas interminables de autos que en hora pico no hacen más que desear estar en casa ya, avanzaba la columna de ciclistas que se cuidan unos a otras, que bloquean el paso de un auto hasta que acaben de pasar los demás, que cantan y platican mientras ruedan...

Me dio gusto pensar que puede uno hacer de todo en esta ciudad. Que puede ser uno de todo. Que da gusto rodar por las noches, que da gusto dejar la casa y el cansancio de la tarde para empujar la bici a la cajuela y pedalear. Me da emoción que mis piernas se sientan fuertes, que se hagan más fuertes, que puedan llegar hasta el parque a rodar sin cansarse, que puedan andar por las cuestas y bajar con el viento y disfrutar, con amigas y amigos nuevos y desconocidos, un encantador paseo por la ciudad.

La división del sur se junta todos los lunes a las 7pm en el Parque de la Bombilla...

¡No dejen de pedalear!

(fotitos mañaa que las pueda bajar)

miércoles, 4 de enero de 2012

Magical Flute Guy

Tuve una horrenda pesadilla. Era tan horrenda que hasta en mi sueño desperté a contarle a gente sobre ella, aún dormida.

Soñé que estaba sola en casa, que la ventana estaba abierta y que alguien entraba....

Me asusté.

Me asusté y me desperté asustada y de malas.

Pero no todo es gris en esta vida y después de un baño largo, muy muy largo, monté en mi nuevo corcel de aluminio (aún le busco nombre, pero creo que será Gaoth) y salí a enfrentar el frío de la ciudad.

Ahí iba yo, empujando a Gaoth colina arriba en aquella larga subida que nunca he podido pedalear, cuando me encontré con un hombre mágico con una flauta y un corcel metálico. Estaba detenido a un lado del camino. Lo escuché un momento y seguí empujando cuesta arriba.

Minutos después me alcanzó, pedaleando. Me compartió un secreto mágico que será de utilidad cuando Gaoth y yo decidamos subir por fin juntas la pendiente.

Llegué a la ofi sonriendo después de un largo tiempo de no montar corceles por la ciudad.

Biking makes people happy.

Fin

martes, 3 de enero de 2012

calling

But if a person has had the sense of the Call — the feeling that there’s an adventure for him — and if he doesn’t follow that, but remains in the society because it’s safe and secure, then life dries up. And then he comes to that condition in late middle age: he’s gotten to the top of the ladder, and found that it’s against the wrong wall. If you have the guts to follow the risk, however, life opens, opens, opens up all along the line.
Joseph Campbell