lunes, 22 de julio de 2013

Handicraft Summer: Doctor Who Sneakers

Old sneakers
 So I had a pair of old black sneakers around... and decided that since I had so much free time this summer I would turn them into Doctor Who sneakers!








Started out by using textile paint to cover the sneakers in blue...


After 3 coats of paint
Draw a TARDIS on the back


Seal of Rassilon on the side

Police Box on the tip

Wrote "Allons-y" and Bad Wolf on the sides!


And now I have Doctor Who sneakers!!! 


Hope you like them =)



miércoles, 17 de julio de 2013

The Doctor


I met him a couple of weeks ago. I kind of introduced myself after reading about him for a long time now, and since I'm having the first real do-nothing-no-pending-issues-whatsoever vacation in a long time, I've been thinking about it non-stop. And who might this mysterious character be, you might ask... 

It's the Doctor.

Just like that.

So after around 6 hours of watching Doctor Who today I finally went out for a walk, a bit before sunset, in this beautiful city surrounded by mountains and people from all over the world. I sat there on a bench and watched, just watched people walk by for a couple of hours. And as I was doing so, I wondered: what is it about these stories that capture me so much? 

I started thinking about my daily life. Have I become so thirsty for something that I feel constantly parched for the next alternative reality? Have I lost the sense of wonder for the common, the ordinary? How can one make one's life fantastic?

And then I thought: I have had such a fantastic life so far... I might not be the most adventurous or passionate about everything person there is...but in the past few years I have felt so much wonder. I've been overcome so many times about the sheer beauty of the world, of my existence, of possibility. 

So I realized what I like about the Doctor so much, what I like about all these stories about different worlds. The fact that they are all created and dreamt about by some other normal and common human being. Just like me. It is that delightful human ability to create other realities, as well as our ability to experience them, if just for a moment, as we watch, as we read, as if they were real, that makes me keep wanting more. Whether I’m reading about it, or whether there’s someone narrating or acting them out, all these stories are somehow, for a moment, as real as I am.

It's art. It's wonder. It's something buried so deep within ourselves that comes out through that moment of almost out of body experience. It's our ability to create and re-create… it’s beautiful.

It made me feel like creating something. It makes me feel like re-creating myself (regenerate of the sorts??).

That was the feeling I had as I was watching all those people walking by. How we, I, can create things that are utterly fantastic. Not just to dream them, but bring them to life.

I felt in love with the world. 

I don't thing fantasizing is a waste of time... I just want to be introduced to more and more worlds in which to feel like a constant traveler. Constantly amazed. And learn from them that it is possible to experience that same feeling on some ordinary day,  sitting on an ordinary bench, just watching people walk by.

Allons-y!



Happy 50th birthday Doctor. 

lunes, 11 de marzo de 2013

El pastel


Me siento en el banco amarillo de la cocina y cierro los ojos. Me pongo la cuchara en la boca y disfruto el sabor dulce, la consistencia que envuelve mi lengua, la sensación de los granitos de azúcar y de harina que se estrellan contra mis dientes. Me chupo los labios y pienso en el sabor de la palita de madera, húmeda de la masa y de mi boca, mientras el sabor me recuerda a la cocina de mi madre cuando yo era niña.

La veo de pie recogiendo los ingredientes y me veo a mi, pequeña, con las piernas colgándome de la silla con sus tubos de metal negro y su asiento ¿de qué color?. Observo a mamá mientras en el regazo tengo el recipiente con los restos de la masa del pastel que juntas preparamos. “Te vas a empachar”, me decía, pero nunca me pasó. Sólo una vez cuando acabando de comerme todo lo que quedaba en el plato, y en las aspas, y en la pala, me tomé una coca-cola. Luego vomité. ¿Ya ves? Me dijo mi mamá. Fue la única vez y para efectos prácticos yo aseguro que lo del empache es un viejo cuento.

Me pongo otra cucharada de masa cruda en la boca y recuerdo las manos de mamá vertiendo jugo de naranja sobre la mezcla del pastel. Era mi favorita. Me divertía revolverlo todo con su vieja batidora eléctrica que seguramente está guardada todavía en algún cajón de su cocina. Me gustaba el pequeño ritual de hacer pastel. Me gustaba que jugáramos a ponernos delantales y que la cocina acabara cubierta de harina sobre toda superficie mientras el pastel se cocinaba plácidamente en el horno que nunca me dejaron encender.

Raspo con la punta de la cuchara un poco más de masa de las orillas de mi recipiente. Me encuentro sentada a solas en este gran departamento que ahora, en mi adultez, llamo hogar. Sonrío al pensar en mi mamá, que siempre antes de meter el refractario al horno hacia tres pequeñas cruces sobre la masa con los dedos y luego se los chupaba mientras hábilmente y con su otra mano enguantada empujaba el pastel al horno. Tenía esos moldes viejos metálicos que nunca se podían lavar del todo, con sus restos de harina negra de tanta quemada pegada en los bordes. Tenía unos redondos de diferentes tamaños y unos en forma de corazón. Me gustaban éstos últimos.

A veces también me ponía a batir huevos para hacer betún. No me gustaba el sabor de esa mezcla pero me divertía hacerla. Ahora no uso betún. Escucho el tic tac suave del hornito eléctrico en el que metí mi pastel. Es la primera vez que me invento una receta con jugo de naranja como la que hacía mamá. Sentada aquí a solas recuerdo esas tardes pasadas en su casa jugando a cocinar. Nunca ha sido mi fuerte y no lo disfruto, pero hacer pasteles me hace pensar en ella. En sus manos hábiles y hermosas. En su gesto al chuparse los dedos después de las cruces. En la amenaza del empacho flotando sobre mi cabeza como buitre.

Yo también le pongo cruces al pastel. No porque piense que dios de alguna manera vigilará para que no se me quemen, sino porque cada vez que lo hago pienso en mi mamá. Luego me siento a comerme lo que queda de la masa en el recipiente.

Le llamo por teléfono. “Hola Mamá” – “Hola mijita ¿cómo estás?” – “Bien (te extraño)¿ y tú? (te extraño).
Cuelgo pensando en lo feliz que se pone siempre que le cuento que hice algo en la cocina. “Tengo una receta de galletas facilísima, te va a encantar”.

Me asomo al hornito eléctrico para ver cómo se dora despacio la superficie del pastel. De un lado del recipiente la masa se ha derramado como gota de miel. Me pongo a lavar los platos y pienso en que sin importar cuánto he llegado a crecer, siempre me harán falta esas hermosas manos que se chupaban los dedos después de la cruz. Me dispongo a lavar los trastes y recojo con un trapo, suavemente, la harina derramada sobre la superficie de lozas amarillas, como en un sueño, no sin antes acabarme toda la restante masa cruda de pastel. 

* basado en una historia real y no, esa no es la foto de mi pastel...jajaj

jueves, 28 de febrero de 2013

Bitácora de Capitana #1

Día 1 de trabajo de campo

Hoy oficialmente decido que da inicio el trabajo de campo y con él mi diario de campo...que no voy a poner aquí, pero estoy tan feliz que compartiré algunas cosas.

Visité el huerto urbano del Sr. S. en el Barrio de las Delicias en San Cristóbal. Aprendí que se llama así porque tradicionalmente, desde el asentamiento de los españoles, ahí se cultivaban hortalizas y frutales y se hacían los dulces para la Feria de la Paz y la Primavera.

En 1/4 de ha tiene gallinas, hortalizas, frutales, nopales, vermicomposta y más cosas...

Lo mejor fue escucharle compartir ideas.

Cómo su huerto sirve como un espacio de conexión con el barrio y con la tierra.

Cómo estar ahí es casi una práctica espiritual.

Cómo esas pequeñas cosas van generando un sentimiento de autonomía y procesos de cambio social.

Me encanta pensar que la respuesta puede estar ahí, en sus lechugas y sus nopales... y sus gallinas.

.....

Salí del huerto emocionada porque hay más y más gente que hace estas cosas. Quiero conocerles a todos y todas. Quiero aprender de ellos y ellas Quiero aprender de la tierra.

Anduve caminando por el andador pensando que en este día, dos días antes de mis 30, me siento tan bendecida por estar aquí y aprender tanto.

Caminé por la calle con la bici a mi lado sonriendo....

Pensando en que, así como dijo Mafalda, hay que vivir sonriendo desentonando con toda la gente. No sólo porque desentonas, sino porque contagias.

Así que pensé que de los 30 en adelante voy a sonreír hasta que me duelan los cachetes...

y voy a sembrar.

-Fin de bitácora-

sábado, 23 de febrero de 2013

Almost 30....

Viendo hacia atrás pero también hacia adelante... se alza la luna casi llena frente a la ventana en esta hermosa ciudad que cada día me sigue llenando de aire más limpio y de caminatas y de mañanas de neblina y días soleados.

30 añotes.

Y parece que no es nada y ¡se siente hermoso también!.

A mis 30 ya tuve una hermana-hija-perruna a la que amaré hasta que me toque atravesar el río con ella...

y tengo a Reshi que me ha dado tanta fuerza para crecer...

He tenido días de bici bajo el sol y días de bici de madrugada. Ha habido música y amor. Y lágrimas. Y calorcito. Y sueños...y libros y hojas que pasaron rápidas como agua fluyendo hacia el mar.

Tantas cosas que he visto. Tantas que quedan por ver.

Tanto por sentir y compartir.

Tanto por amar también.

Y transformar (se)

Hermosos mis 30. Hermoso sentir que una va y va hacia adelante.

Hermosas mis arruguitas que silenciosas empiezan a acomodarse junto a mis ojos sonrientes, y en el entrecejo pensante y a un costado de mis labios.

Hermoso mi cuerpo que se siente, curiosamente, más fuerte que antes.

Hermosos los años que se acumulan como semillitas en mi corazón.

30 añotes.

No son nada aún.

Y lo son todo.

Son yo.



jueves, 7 de febrero de 2013

El nuevo mundo posible....




(porque de ellos y ellas aprendo, con cada texto, que no estamos sol@s...)

La noche del 20 de diciembre caía una lluvia fina y oscura sobre la ciudad de San Cristóbal. Después de tantos años de pensar en que si el fin del mundo y que si los mayas y que si las teorías de la conspiración ( y después de días y días de sol) me fui a dormir un poco deseando que al despertar se acabara el mundo (o se transformara, como sucedió).

Soñé con nubes moradas y rosas y rojas en remolino sobre los cerros... soñé que pensaba "mira, sí pasó algo", soñé que el mundo cambiaba para siempre...soñé con otro mundo posible también.

Despertamos los 5 que estábamos en casa para leer en redes que l@s Zapatistas se movilizaban hacia la Ciudad. En unos cuantos minutos estábamos cruzando la puerta hacia la plaza principal (o plaza de la resistencia, como le dicen por acá).

Llegamos justo cuando l@s primer@s que encabezaban una larga columna de personas cubriéndose el rostro se dirigían hacia el templete frente a la Catedral. Caía sobre la ciudad una lluvecita dulce y silenciosa, como venían ell@s, que acompañó el fin de ciclo, el baktún.

Ahí, de pie bajo la lluvia, con el agua entrándome por los hoyos de los zapatos, con los ojos grandes y el corazón henchido, con la esperanza y la admiración y la sorpresa y la emoción y la dulzura y el amor y el canto y el todo atravesado en la garganta, l@s vimos desfilar durante horas bajo la lluvia cómplice y dramática.

L@s vimos subir al templete,
l@s vimos con el puño izquierdo en alto,
l@s vimos acomodarse en la plaza y en las calles,
l@s vimos cargando a sus hijos e hijas, bajo la lluvia,
l@s vimos dignos y con la cabeza alta,
l@s vimos organizad@s y orgullos@s,
l@s vimos caminar codo a codo: hombres y mujeres, niños y niñas, jóvenes...

l@s vimos...


y más que nada...

l@s escuchamos.


Escuchamos el silencio de cerca de 20,000 Zapatistas que en el último día del mundo vinieron de sus comunidades para decir "seguimos aquí y seguimos en la lucha"

Escuchamos el silencio tan fuerte como los gritos, como los siglos, como el movimiento transformador que acompañaba sus pasos sobre el templete.

Escuchamos que no estamos solos ni solas.

Escuchamos sus voces, que han sido silenciadas en otros espacios y que ese día llenaron mis ojos y la calle y la ciudad y el mundo...

Escuchamos dar vuelta el calendario.

Escuchamos el nuevo inicio....

y callamos también.


Y en el silencio nos sumamos a las voces que piden democracia, libertad, justicia.

Nos sumamos a la deconstrucción del mundo de antes para inventar un otro mundo posible.

Callamos para seguir transformándonos de dentro hacia fuera y para dejarnos transformar.

Callamos al ver a las y los pequeños niños que en las espaldas de sus madres y en los brazos de sus padres habían amanecido, ese 21 de diciembre, a un mundo ya distinto. Un mundo diferente que desde sus comunidades se crea. Con todos sus errores y aciertos, con todas sus luchas y éxitos, con todos sus retos por venir...

pero ciertamente, diferente...

Y en esa diferencia que gritó tan fuerte el 21 de diciembre nos seguimos construyendo las y los que soñamos con marchar con nuestras propias botas, en nuestra propia lluvia, en nuestro propio cambio, en nuestro propio silencio.

Desde todos los frentes, porque de todos los frentes podemos construir.

Gracias a las y los Zapatistas que ese día gritaron frente a mi.

Porque será el día...

porque el día es...todos los días.





¿ESCUCHARON?
Es el sonido de su mundo derrumbándose.
Es el del nuestro resurgiendo.
El día que fue el día, era noche.
Y noche será el día que será el día.

¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del
EZLN
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Diciembre del 2012.