No tengo ganas de dormir. Quiero quedarme la noche entera mirándola. Pensando...
Quiero imaginarme que la envuelvo con una luz clara y brillante que la acompañará por siempre.
Hava duerme ahora más profundo. Los últimos días fueron difíciles para ella. Cambió de veterinario y se siente algo mejor.
Parte de ella sangra hacia adentro. Poco a poco se cansa un poco más. Sin embargo sigue mirándome con esos ojotes cafés para mirar enseguida su correa, casi gritando que quiere salir a pasear. Ahora no camina mucho. Anda un poco y se cansa. De todas formas olisquea el aire y se divierte. Le viene bien.
Yo. Yo me vuelvo un mar de lágrimas. A ratos pienso que no debería de estar triste. Debería concentrarme en haberme encontrado con este ser que me ha dado tantas cosas de forma tan sincera y sin ninguna condición. Lo agradezco de veras.
No obstante me adelanto a su ausencia y pienso que el mundo será un poco menos brillante sin Hava aquí. O quién sabe. A lo mejor de pronto me doy cuenta de que Hava estará en todas partes, y en mí, para siempre. Entonces las cosas no se ven tan mal.
Mañana salgo temprano y la dejaré por unos días. Sé que estará bien con mamá y papá. Ellos también están tristes...para ellos también llenó la casa de pisadas ruidosas y de pelos de perrito y de momentos felices.
Mi Hava querida. Tomo tu patita entre mis manos y pienso que al final somos lo mismo. Hermanas las dos.
Buenas noches Havita.
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