(porque de ellos y ellas aprendo, con cada texto, que no estamos sol@s...)
La noche del 20 de diciembre caía una lluvia fina y oscura sobre la ciudad de San Cristóbal. Después de tantos años de pensar en que si el fin del mundo y que si los mayas y que si las teorías de la conspiración ( y después de días y días de sol) me fui a dormir un poco deseando que al despertar se acabara el mundo (o se transformara, como sucedió).
Soñé con nubes moradas y rosas y rojas en remolino sobre los cerros... soñé que pensaba "mira, sí pasó algo", soñé que el mundo cambiaba para siempre...soñé con otro mundo posible también.
Despertamos los 5 que estábamos en casa para leer en redes que l@s Zapatistas se movilizaban hacia la Ciudad. En unos cuantos minutos estábamos cruzando la puerta hacia la plaza principal (o plaza de la resistencia, como le dicen por acá).
Llegamos justo cuando l@s primer@s que encabezaban una larga columna de personas cubriéndose el rostro se dirigían hacia el templete frente a la Catedral. Caía sobre la ciudad una lluvecita dulce y silenciosa, como venían ell@s, que acompañó el fin de ciclo, el baktún.
Ahí, de pie bajo la lluvia, con el agua entrándome por los hoyos de los zapatos, con los ojos grandes y el corazón henchido, con la esperanza y la admiración y la sorpresa y la emoción y la dulzura y el amor y el canto y el todo atravesado en la garganta, l@s vimos desfilar durante horas bajo la lluvia cómplice y dramática.
L@s vimos subir al templete,
l@s vimos con el puño izquierdo en alto,
l@s vimos acomodarse en la plaza y en las calles,
l@s vimos cargando a sus hijos e hijas, bajo la lluvia,
l@s vimos dignos y con la cabeza alta,
l@s vimos organizad@s y orgullos@s,
l@s vimos caminar codo a codo: hombres y mujeres, niños y niñas, jóvenes...
l@s vimos...
y más que nada...
l@s escuchamos.
Escuchamos el silencio de cerca de 20,000 Zapatistas que en el último día del mundo vinieron de sus comunidades para decir "seguimos aquí y seguimos en la lucha"
Escuchamos el silencio tan fuerte como los gritos, como los siglos, como el movimiento transformador que acompañaba sus pasos sobre el templete.
Escuchamos que no estamos solos ni solas.
Escuchamos sus voces, que han sido silenciadas en otros espacios y que ese día llenaron mis ojos y la calle y la ciudad y el mundo...
Escuchamos dar vuelta el calendario.
Escuchamos el nuevo inicio....
y callamos también.
Y en el silencio nos sumamos a las voces que piden democracia, libertad, justicia.
Nos sumamos a la deconstrucción del mundo de antes para inventar un otro mundo posible.
Callamos para seguir transformándonos de dentro hacia fuera y para dejarnos transformar.
Callamos al ver a las y los pequeños niños que en las espaldas de sus madres y en los brazos de sus padres habían amanecido, ese 21 de diciembre, a un mundo ya distinto. Un mundo diferente que desde sus comunidades se crea. Con todos sus errores y aciertos, con todas sus luchas y éxitos, con todos sus retos por venir...
pero ciertamente, diferente...
Y en esa diferencia que gritó tan fuerte el 21 de diciembre nos seguimos construyendo las y los que soñamos con marchar con nuestras propias botas, en nuestra propia lluvia, en nuestro propio cambio, en nuestro propio silencio.
Desde todos los frentes, porque de todos los frentes podemos construir.
Gracias a las y los Zapatistas que ese día gritaron frente a mi.
Porque será el día...
porque el día es...todos los días.
¿ESCUCHARON?
Es el sonido de su mundo derrumbándose.
Es el del nuestro resurgiendo.
El día que fue el día, era noche.
Y noche será el día que será el día.
¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del
EZLN
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Diciembre del 2012.