jueves, 17 de mayo de 2012

larga noche

No tengo ganas de dormir. Quiero quedarme la noche entera mirándola. Pensando...

Quiero imaginarme que la envuelvo con una luz clara y brillante que la acompañará por siempre.

Hava duerme ahora más profundo. Los últimos días fueron difíciles para ella. Cambió de veterinario y se siente algo mejor.

Parte de ella sangra hacia adentro. Poco a poco se cansa un poco más. Sin embargo sigue mirándome con esos ojotes cafés para mirar enseguida su correa, casi gritando que quiere salir a pasear. Ahora no camina mucho. Anda un poco y se cansa. De todas formas olisquea el aire y se divierte. Le viene bien.

Yo. Yo me vuelvo un mar de lágrimas. A ratos pienso que no debería de estar triste. Debería concentrarme en haberme encontrado con este ser que me ha dado tantas cosas de forma tan sincera y sin ninguna condición. Lo agradezco de veras.

No obstante me adelanto a su ausencia y pienso que el mundo será un poco menos brillante sin Hava aquí. O quién sabe. A lo mejor de pronto me doy cuenta de que Hava estará en todas partes, y en mí, para siempre. Entonces las cosas no se ven tan mal.

Mañana salgo temprano y la dejaré por unos días. Sé que estará bien con mamá y papá. Ellos también están tristes...para ellos también llenó la casa de pisadas ruidosas y de pelos de perrito y de momentos felices.

Mi Hava querida. Tomo tu patita entre mis manos y pienso que al final somos lo mismo. Hermanas las dos.

Buenas noches Havita.

martes, 15 de mayo de 2012

Y uno aprende...

A Hava le he aprendido muchas cosas a través de los años...

He aprendido a saber qué está pensando, si tiene ganas de jugar, si quiere comerse lo que me estoy comiendo, si le gusta mucho una persona o no...

También aprendí que compartir la cama, aunque sea con una perrita de 50 y tantos kilos, es mejor que dormir sola.

Aprendí qué ruidito hacer cuando tiene pesadillas para dormirla sin despertarla. Aprendí que un perro entrenado nos hace más felices a las dos, pero que un perro debe ser siempre un perro, por lo que no me importa si alguna vez se comió mis únicos zapatos de tacón, o si no le gusta quedarse quieta por horas sentada a un lado de la mesa...

Ahora que está enferma veo aún más todas las cosas importantes que aprendí de ella.

La primera es que, no importa lo mal que te sientas, o el mal humor que tengas, cada vez que llega a tu casa alguien que amas hay que hacer fiesta. ¡Qué alegría encontrarnos una vez más!

La veo de pronto cansada. Hemos pasado un par de días sin dormir. Sin embargo Hava no deja de ser Hava. Le gusta mover la cola cada vez que huele comida, aunque la haga vomitar. Le gusta jugar y olerlo todo. Le gusta que la acaricien todo el tiempo. Le gusta estar rodeada de gente.

Al final le gusta ser feliz. Aunque se sienta mal, aunque esté muy enferma, aunque sabe que está compartiendo los úlitmos días con nosotros, me mira siempre con sus grandes ojos cafés y sonríe con la cola.

Yo me derrito cada vez que la veo sonreír.

Hay que ser como Hava, todos los días.

Sleepless nights

Acaricio su negro cabello mientras la escucho dormir intranquila. Respira con paso acelerado. Pasó una noche larga y yo también.
Mi perra no sólo es mi perra. No es sólo una perra y ya. Es mi amiga. Entre mis dedos que con suavidad la acarician trata de descansar.
Quiero pensar que no le duele nada. Quiero pensar que se irá a dormir y despertará de mejor ánimo, como ayer.
Quiero llevarla a pasear hoy también, y a diario.
Quiero abrazarla hasta que decida partir del mundo mientras, con calma, le acaricio su cabello negro, todavía hermoso y brillante como siempre.
Quiero que sepa que no estará sola nunca. Que sepa que yo también lo sé.
Besos y paz para Hava, que ahorita sueña con correr....

te quiero Hava.